lunes, 9 de febrero de 2015

Nuestro plato favorito


Foto tomada de internet

El otro día cociné el plato favorito de P, que hacía tiempo que no lo cocinaba, y me acordé de ti...

Me acordé de cuando trabajabas todo el día y comías a menudo en el trabajo. Y me acordé de cuando yo tenía el día libre y coincidía que ibas a comer sola y quedábamos para acompañarte y llevábamos nosotros el almuerzo.

Pasaba la tarde anterior cocinando ese plato favorito, el de los tres, preparándolo en recipientes desechables y etiquetando cada uno con un dibujo: un corazón, una flor, una estrella... Lo calentábamos antes de salir, lo metíamos en una bolsa térmica para que no se enfriase en el trayecto, y cogíamos los cubiertos de pic-nic que teníamos para ello, los tres iguales. Te avisábamos al móvil cuando llegábamos y esperábamos por ti. Era reconfortante verte aparecer, sonriente, y darnos un cálido abrazo a cada uno antes de pasear hasta la plaza...

Recuerdo que nos sentábamos en un banco y sacábamos los "bártulos" y disfrutábamos de la comida y de la compañía y charlábamos y te desahogabas de lo harta que estabas de tus jefes y de las horas que tenías que hacer y terminábamos haciendo tiempo tomando un café en un bar endulzado con una caricia en tu mano sobre la mesa y con un abrazo cálido y nostálgico cuando por fin tenías que marcharte...

Te veíamos caminar, alejándote sonriente, y nos íbamos. Y caminando hacia el coche, yo sonreía mientras P abrazaba mi cintura, porque volvíamos a casa con buen sabor de boca, a pesar de no haber tocado la tuya...

2 comentarios:

  1. Sea como sea el amor, se viva como se viva, parece que son esos momentos cotidianos los que acaban por darle forma.

    Besos :)*

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues sí. Los momentos especiales siempre lo son ¿no? Esos no tienen misterio. Es en la rutina, en la obviedad, en lo pequeño en donde está la dificultad, lo que marca la diferencia.

      Eliminar

¿Y tú qué piensas?