lunes, 13 de abril de 2015

Paseando por el parque

Foto tomada de internet

El otro día hizo buen tiempo y me vino a la mente ir a pasear al parque. Nos gusta pasear por los parques, donde hay árboles, sombra, brisa y el tiempo pasa perezoso... Nos solemos apartar de las zonas donde hay niños, porque nos gusta disfrutar de la tranquilidad y normalmente nos sentamos en un banco a la sombra. Otras veces nos gusta ir a ver las ranas... O las tortugas...

Y entonces nos ví... A los cuatro... Con las bolsas de pan duro, cortándolo en pedazos para echárselos de comer a las carpas y las tortugas que nadan bajo ese mar de lotos y nenúfares... Removiendo el agua y haciendo saltar mil gotas que brillan bajo la luz del sol y provocándonos risa mientras competimos a ver quién localiza el ejemplar más grande.

Ya deben estar abriendo las flores... Seguro que las carpas que alimentábamos siguen allí. Quién sabe... Quizá nos encontremos de nuevo un día asomados a la barandilla observándolas...



domingo, 5 de abril de 2015

Creí verte...

 Imagen tomada de internet

Creí verte... El otro día, mientras caminaba por la calle, creí verte...

Me pareció que esa silueta era tuya... Ese cabello oscuro y abundante recogido en un moño rápido, así, como descuidado, con esos cabellos que quedaban sueltos y que revoloteaban con la brisa. Esos vaqueros ceñidos y camiseta de manga corta que marcaban tu silueta y que tú llevabas con la misma naturalidad que si llevases un pijama... 

Creí verte... Caminando con paso rápido y un bolso colgado de un hombro de piel morena, como cuando ibas hacia el trabajo al dejarnos después de comer o cuando te veíamos marchar camino al coche para volver de nuestra casa a la tuya...

Creí verte... Y no sé por qué, pero mi corazón se encogió por un instante, pensando en que quizá, si eras tú, mirarías hacia atrás y nuestros ojos se encontrarían y se volverían a hablar sin palabras. Y me turbó por un momento la certeza de que, aunque así ocurriera, sólo se encontrarían los ojos, nunca más las manos, los labios, los cuerpos, los silencios...

Creí verte... Cuando esa silueta se paró repentinamente en una esquina y con movimiento rápido se giró cogiendo el móvil del bolso. Pude ver el rostro, serio, con ojos algo tristes, con labios carnosos y naturales que se abrieron para contestar y la mano contraria que apartaba un mechón rebelde... Entonces fui consciente de que en realidad creí verte, pero no te vi...